viernes, 21 de agosto de 2009

Viajar sola

Por: Nadia Rosso


Un glosario y varias definiciones aprendidas.

Les diré algo, chicas, viajar sola, cambia la vida. No, no está sobrevalorado como pensé. Y lo que más cambia son los ojos. Los párpados se distienden, lo cual resulta en una mayor apertura de los ojos. Cuando una va a otro país, y pasa bastante tiempo allí, lejos de todo lo que conoce, lo que quiere y lo que le es familiar, lo que pasa es que los ojos se abren. ¿Por qué? Porque todo es nuevo, algunas cosas inusuales, muchas bonitas y todas diferentes.

En un viaje de un mes, sola, en un evento para activistas jóvenes LGBT y uno de los eventos LGBT multidisciplinarios más grandes del mundo, se aprenden varias cosas.
A nivel académico, claro, para eso se va a una conferencia ¿no? Y sin embargo lo académico fue lo que menos aprendí. Las vivencias, experiencias y aprendizajes a nivel personal fueron tales, que dejaron de lado a la pobrecilla conferencia de derechos humanos.
Queridas, para una mente tan caótica como la mía, conviene poner un poco de orden. No me gustan las viñetas y las numeraciones, pero a veces convienen, como en este caso.

Aprendizajes viajeros:

1. Mirar hacia arriba. Que puede traducirse en mirar más allá de lo obvio. Nuestro campo de visión es tan reducido que una lechuza podría mofarse por horas de nosotras. Y encima de todo, no miramos hacia arriba, hacia atrás, hacia los lados, hacia abajo… hay veces que solo miramos hacia enfrente. Y en muchos casos, ni eso… porque no vemos lo que tenemos en frente hasta que ya no lo tenemos. Miren hacia arriba, chicas, es un mundo que está a nuestro alcance con sólo girar un poco la cabeza. Nubes, cielos, reflejos, luces, cúpulas, aves, aviones, estrellas, techos, muros, esculturas, estatuas, paraísos… siempre vean hacia arriba.

2. Aprovechar el tiempo. Y eso no quiere decir anotar en una agenda y medir los tiempos para aprovechar al máximo en términos de productividad. Safo me libre de eso. Me refiero a que, si estando en una situación única (como son todas las situaciones) tienen ganas de hacer algo, háganlo. Ya después habrá tiempo para arrepentirse o reírse de una misma. Una no se da cuenta, inmersa en su vida cotidiana, pero en un viaje una lo ve muy claro: el tiempo se acaba, la experiencia se va. Hay que aprovecharlo y no olvidar que el tiempo pasa, estemos aquí o en otro lado, no espera. Y es cierto que una siempre se arrepiente más de lo que no hace, que de lo que hace.

3. La gente es la mismita en todos lados. Y no sólo digo que los gays sean igual de locas en China, Holanda y México, o que las lesbianas sean igual de lenchas… eso también, claro está. Pero cuando la gente te pregunta: ¿Y son amables? ¿Son mamones? Dices, claro, son amables, claro, son mamones. No se puede esperar que el lugar de residencia defina del todo la actitud. Todas y todos somos un pequeño bulto de ilusiones y decepciones. Por cierto, no, no todos los gueros y las gueras son bonitos. Decepción para muchas y muchos…

4. El primer mundo es un gran mito. Pensamos que en Europa todo es lindo, y en México todo es feo. Algo que sí les puedo decir es que los europeos tienen una obsesión con lo estético. Creo que lo único que les preocupa en la vida es lo bonito. Quieren ser bonitos, que sus calles sean bonitas, sus casas, sus camiones, su metro, sus parques. Y la verdad, en la mayoría de las cosas, les sale. Pero… ¿qué tal la funcionalidad? Me impresiona cómo puede haber un metro tan bonito y limpio que vaya taaaan lento… Vagabundos, pobreza, neurosis, alcoholismo… lo mismo que en todos lados y también el metro está grafiteado. Disculpen si rompí algunas ilusiones.

5. La soledad. Es curioso el sentimiento de soledad. Hay veces que se anhela tanto. Así como se dice: una quiere estar sola. Es una necesidad y un placer estar sola, dénse ese gusto, no se lo nieguen. Es un estado que se disfruta enormemente… siempre que no sea permanente. O más bien, total. Sí, porque la soledad percibida como total, lo que una llama estar “totalmente sola”, es algo que, hasta donde sé, a nadie le gusta. Pero la cosa es que la soledad total no existe. La soledad total está presente diariamente en nuestro mundo, pero como una percepción. Y la mayoría de la gente se siente, se percibe como sola, y entonces está triste. Claro, esa percepción no es del todo desacertada, pero el problema es que no sabemos cómo estar acompañadas. Nos es muy difícil estar realmente con otra persona. Miles de marañas, mentiras, egoísmo… nos evitan estar realmente con otras. Pero no, no estamos del todo solas. Nunca. Sin embargo, a veces podemos sentirnos huérfanas. Cuando estás en un país donde nadie te conoce, a nadie le importas, nadie habla tu idioma, es de noche y no tienes donde dormir, no es que te sientas sola: te sientes huérfana. Porque otra cosa que casi nadie tiende a aceptar es que nos gusta que nos cuiden. No es sólo que nos acompañen, sino saber que nos van a cuidar. Y aquí viene el siguiente aprendizaje.

6. No necesitamos que nadie nos cuide. A veces es duro darse cuenta de que nadie nos va a cuidar siempre, pero ¡buenas noticias! Podemos cuidarnos solas. Sí, no importa lo que pase, siempre hay alguien que verá por nosotras, pensando siempre en nuestro bien, nunca dejándonos en segundo lugar, siempre ahí: nosotras. Y no sólo en el sentido emocional, en todos los sentidos. Chicas, confíen en sí mismas, a veces pueden sorprenderse, porque en las situaciones más adversas, siempre somos las mejores cuidándonos.

7. Y último: el activismo LGBT joven está en todo el mundo. Cuando a veces pienso que somos muy pocas las personas jóvenes en la lucha, que no estamos bien encauzadas, ¡tarán! Aparece la IGLYO y me presenta gente maravillosa de todos los rincones del mundo. Jóvenes de los cinco continentes que, a pesar de las adversidades y los peligros que enfrentan en sus países (algunos viven en lugares dónde la homosexualidad es un delito) siguen en la lucha. Y ver en sus ojos la fuerza, la esperanza, las ganas de lograrlo a costa de lo que sea, eso, queridas, da poder. Sí, estar con ellas y ellos hace sentir una fuerza extra que a veces se necesita, saber que esto es una lucha en todo el mundo y que podemos estar juntas en ella. Hay gente maravillosa en todos lados.

Finalmente, queridas, si ya llegaron hasta acá y leyeron todo les digo: la vida tiene más cosas maravillosas de las que a veces vemos. Hay tanto que ver, hacer, sentir, que no vale la pena olvidarlo o enfocarse sólo en algunas cosas. Abramos los ojos, miremos hacia arriba, y vivamos todo lo que tengamos que vivir.
Yo las dejo, con mi Glosario un poco cursiliento, pero muy, muy feliz.
¡Hasta pronto!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por compartir todo lo que aprendiste. Fue una experiencia muy rica.
Me encantó el No 3.

Priscilla Bulnes dijo...

Viajar nutre el alma, viajar sola es una experiencia q, como bien describes, cambia la vida y amplía horizontes. Respirar vida de otras vidas, compartir espacios significantes, y encontrarnos caminando nuevos senderos es mágia pura. Me encanta la sensación de haberte encontrado de nuevo hasta alla, en Guate, y hora, hasta aca en mi corazón. Mil besos

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