lunes, 26 de octubre de 2009

¿Qué es una mujer?


Por: Nadia Rosso

¿Qué es una mujer?

No sé si recuerden, mis queridas lectoras, la primera entrega de este su glosario. Todo él giraba alrededor de una intrigante pregunta: ¿qué es un heterosexual?

Al escribirlo, la autora confió no sólo en su sentido del humor, sino también en su reflexión y cuestionamiento sobre la heterosexualidad y su carácter obligatorio e inherente en esta sociedad.

Pero ahora me pregunto… ¿cuántas de nosotras nos hemos preguntado qué es una mujer? ¿Alguna vez alguien nos ha dicho que no somos mujeres, porque somos lesbianas? ¿Nos hemos ofendido? ¿Asumimos, naturalmente, que somos mujeres?

Creo que el primer asunto a resolver aquí es saber qué es una mujer. Esa es la definición del día de hoy.

Podemos revisar el sabio, sabelotodo y omnisciente diccionario de la real academia española que dice lo siguiente:

Mujer: (primera acepción) Persona del sexo femenino.

Muy fácil, ¿a poco no? Cualquier “persona” del sexo femenino, es una mujer. Uy, pero creo que aquí hay otro problema. ¿Qué es el sexo femenino? Ah, supongo que es tener una vulva, vagina, y en general los genitales que poseen por excelencia las hembras. Bueno, entonces una mujer cuya matriz hayan extirpado, ya no es mujer… o aquéllas mujeres que en África sufren la ablación de sus genitales externos… también dejan de ser mujeres. ¿Y qué tal los hombres transgénero que pasan por el proceso hormonal de transición, pero que no se hacen la operación? ¿Qué si los ves en el metro o en la calle, son hombres hechos y derechos, con barba y bigote… pero ocultan unos genitales “femeninos”. ¿Las mujeres que se visten de hombres, son igual de mujeres que las esposas devotas que se maquillan y usan tacón?

Tal vez ya me metí en camisa de once varas. Pero vale la pena. Si nos remitimos a nuestra querida Simona, que desde hace ya varios años dijo que no se nace, sino que se deviene mujer… ¿qué querrá decir esto?

Quizá significa que, cuando alguien dice que es “más hombre” que alguien más, o que alguien es “muy mujer” eso significa que hay grados de ser hombre o ser mujer, y eso automáticamente significa que sólo tener ciertos genitales no nos hace mujeres, porque podemos serlo en mayor o menor grado, ¿cierto?.

Bueno, si nos ponemos a ver, puede ser que un hombre (con genitales masculinos) porte minifalda, maquillaje, una peluca rubia y cejas bien depiladas, y podría fácilmente pasar por “mujer” ante los ojos del resto. ¿Es o no es mujer? Los que la ven, piensan que sí. ¿Por qué? ¿Vieron sus genitales? No, ¿verdad? Ah, creo que ya salió el peine. Los genitales no son lo que hace a una mujer. Lo que se ve, y que hace que todo mundo sepamos que alguien es mujer son otras cosas, por ejemplo: cabello largo, caminar coquetón, tacones, labios carmín, curvas… pero podemos ir más lejos. Se es más mujer, cuando una se casa y tiene un marido, hasta adquiere este nombre oficialmente: se declara marido y mujer. Cuando tiene hijos, ¡uy! ¡La culminación de la mujerdad!

No de a gratis dicen las feministas y quienes estudian el género que éste es una construcción cultural. Si no, ¿cuál sería la diferencia entre decir que somos mujeres y decir que somos las hembras de la especie humana? Si necesitamos un nuevo nombre, es necesariamente porque se trata de un concepto nuevo. Entonces, somos mujeres por una definición que históricamente han puesto los hombres.

Las mujeres que no usamos tacones, maquillaje, faldas, que no existimos en función de un marido, ni estamos al servicio de los hombres y tal vez nunca tengamos hijtos… ¿seremos mujeres? Al parecer a muchos les parece que no. Y con razón, ¿eh? porque no cumplimos con los requisitos para serlo.

Pero no se preocupen, tenemos opciones felices:


  1. Podemos reinventar, nosotras mismas el concepto de mujer. ¿Cómo? Pues como mejor nos plazca, aprovechando que no necesitamos de la aprobación de los hombres. No sin previo trabajo de reflexión, claro está. Algo así cómo “Para mí, ¿qué es una mujer?
  2. Podemos, también, decidir que simplemente no somos mujeres, como decía Monique Wittig. Según ella, como no nos definimos a nosotras mismas en función de los hombres ni cumplimos las funciones asignadas socialmente por ellos, pues no somos mujeres. ¿Y qué somos? Pus lesbianas, no más.
  3. Y por qué no, transgredir la mujeridad. Construir la nuestra propia. Y entonces, el nombre ya no importa realmente. Somos lo que somos, ¿a poco no?

Este glosario se despide por hoy… pero retomaremos esta definición enredada para futuras definiciones, que irán desenredándose poco a poco.

Saludos desde este lado del monitor, a todas las mujeres, no mujeres, lesbianas, bisexuales y desetiquetadas que me leen.



4 comentarios:

NaShLy dijo...

Genial reflexión, pues como mujer (no mujer)sin estereotipo que designe forma de actuar, ser o vertir, te felicito por lo escrito.

Valerie dijo...

Me gusta este análisis!! Da una argumentación muy clara para repensar el termino "mujer." La única cosa es que a mí parece que suigiera que las mujeres que usan tacones y maquillaje conformen a la normatividad de género y todo. Tal vez no entendí las conotaciones correctamente. Pero pienso que es posible usar estas cosas en una manera subversivia, y en otras maneras, no solo como un acto de conformar.

Nadia dijo...

Hola, Val!
Pues aquí nos metemos en otro asunto de performatividad... ¿cómo es subversivo seguir los parámetros asignados para nosotras? Creo que lo único realmente subversivo es ser una misma sin importar lo demás. Y eso, sólo cada una de nosotras sabemos cómo lo hacemos :)

Anónimo dijo...

Afirmas que cada una lo construye, pero si no está conforme con lo que aparentemente es rebelde no es válido?? una falda o unos tacones pueden ser usados de muchas formas y con muchos significados.

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